viernes. 29.03.2024

La realidad de los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados para el verano de 2021, podría ser la de unas competencias con los deportistas en cuarentena, menos espectadores y con un elevado coste económico.

El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, ha insinuado en diversas entrevistas fuera de Japón la posibilidad de los estadios vacíos y la necesidad de realizar test a los atletas y procesos de cuarentena antes de competir.

John Coates, el miembro del COI que supervisa los preparativos de Tokio, manifestó en Australia que los juegos de Tokio enfrentan “problemas reales” debidos en parte a las cifras: a los 15,400 deportistas olímpicos y paralímpicos se suman el personal, las autoridades, la prensa y unos 80,000 voluntarios.

Horas antes de una conferencia de prensa online el jueves con el portavoz de los Juegos de Tokio, Masa Takaya, la prensa japonesa publicó manifestó que se camina hacia unas olimpiadas “reducidas”, “simplificadas” o “muy distintas”.

El gerente general Toshiro Muto ha hablado claramente de recortar los costos y “reducir los niveles de servicios”. Algo similar dijo la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, en los informativos de la televisión.

“Seguiremos adelante con los elementos que se deben simplificar”, dijo. No entró en detalles sobre las reducciones, pero dijo que se consultará al público.

“Lo primero que debemos hacer es ganar la comprensión de los habitantes de Tokio y el pueblo japonés”

Un informe mencionó la reducción del aforo, lo que dejó en el limbo la situación de millones de entradas ya vendidas.

“Queremos despejar estas preocupaciones”, dijo Takaya a los posibles espectadores que ya han adquirido las entradas. Pero no dijo nada en concreto aparte de que las “contramedidas” al COVID-19 se decidirán en los próximos meses. 

El tema de las entradas será uno de vital importancia. El comité organizador presupuestó un ingreso de por lo menos 800 millones de dólares por venta de entradas, y posiblemente no quieran reembolsarlos. Las condiciones de las entradas recogen una cláusula de “fuerza mayor” que permitiría a los organizadores no devolver el dinero.

Como muchos países, Japón se encamina a una recesión causada por la pandemia de coronavirus. En tanto, el costo del montaje se ha disparado. El aplazamiento podría suponer un incremento de entre 2,000 y 6,000 millones de dólares. Tanto el COI como los organizadores no han dado a conocer una cifra definitiva del aumento y quién lo asumirá.

Antes de que fueran pospuestos, los organizadores habían dicho que el presupuesto oficial de los Juegos ascendía a 12,600 millones de dólares, aunque una auditoría del gobierno indicó en diciembre que el costo real era de 28.000 millones. Todo salvo 5,600 millones de dólares es dinero de los contribuyentes. Cuando Tokio obtuvo la sede en 2013, se dijo que el costo sería de 7,300 millones.

En marcha unos juegos olímpicos más pequeños y sencillos